Rubén es un pequeño indiecito peruano que vivía con sus papás y su abuelito José en una pequeña aldea en las montañas de los Andes. El abuelito, que en su juventud había tenido ocasión de ir al colegio, ahora, haciendo la tarea de maestro enseñaba a los niños cuanto él sabía.
Rubén, estaba muy unido y encariñado con su abuelito. Para ayudar a su familia todos los días sacaba a pastar a unas
cabritas, las cuales con su leche ayudaban a la alimentación de su humilde familia. El abuelo le advertía que
no se confiase y no se alejase de la
aldea ya que algún jaguar
hambriento podía atacar a las
cabritas y matar alguna. Pero Rubén decía que por allí no había peligro. Pero
un día la advertencia se cumplió, un jaguar atacó y mató a una de las cabritas.
Rubén lloró sintiendo más el disgusto de su abuelito que haber perdido a una
de sus cabras. El abuelito le consoló
diciendo que los animalitos no matan por capricho, lo hacen por hambre o
defendiendo a sus hijitos. Rubén cada vez admiraba más a su abuelito.
Al poco tiempo Rubén sentía una gran tristeza, la vida en la
aldea se hacía cada vez más difícil, por ello
sus papás, buscando una vida mejor, decidieron dejar la pequeña aldea y
venirse a trabajar a España, a Madrid. Pero el abuelito José se quedo allí, en
el lejano Perú.
Aquí en Madrid, cuando empezó el curso escolar, Rubén, al
igual que los otros niños, empezó a ir al cole, y un día le pusieron unos
deberes que por más que lo intentaba no conseguía entender, y entonces fue
cuando con toda la fuerza de su corazón pidió: - ¡¡¡ Ayúdame abuelito!!!... – Y
al instante ocurrió algo milagroso. Rubén sintió que su abuelito estaba con él,
a su lado, y con su ayuda los deberes pronto fueron acabados. Pero… no fue solo
eso lo mejor, desde ese día, Rubén asegura… ¡que todas las noches duerme
agarrado a la mano de su abuelito!.
¿Esto es fantasía o realidad?. Mucha gente afirma que la
bondad y el cariño de los niños hacen milagros; y viendo la alegría y felicidad
de Rubén… ¿se atrevería alguien a negarlo?. Todos los que amamos a los niños,
creemos que Rubén hizo el milagro. Y como esto así ocurrió, ahora él se lo
cuenta a sus queridos niños.
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