EL HUMO SALVÓ SU VIDA
En aquella enorme extensión, los rebaños de ovejas
estaban muy distanciados, en lo que se llamaban Ranchitos y al cuidado de
viejos pastores. Los Ranchitos eran una casa adosada a un almacén donde se
guardaba el pienso para el ganado. En uno de esos Ranchitos vivía Manuel. Un
día al bajar una escalera se cayó, lesionándose una pierna, lo que le impedía
moverse para cuidar su rebaño y de sí mismo. Por la proximidad del invierno
pensó que ese sería su fin y de su rebaño. Por mucho que gritase, sus amigos de
los otros Ranchitos no podían oírle. Entonces tuvo una arriesgada idea. Pensó
que si conseguía una columna de humo que la vieran sus amigos de los otros
Ranchitos, sabrían que algo iba mal donde Manuel y vendrían a verlo. Para
conseguir el humo, en unos arbustos resecos que había cerca, puso su vieja
manta, y otras ropas que al arder darían mucho humo, y con su encendedor
prendió fuego a los arbustos. Un humo negro y denso, se elevó a lo alto. Por
fortuna su amigo Juan vio el humo y dio la voz de alarma a los otros pastores.
Cuando llegaron, Manuel entre gritos de dolor estaba caído en el suelo.
Ya en el pequeño Hospital que había en el
pueblo, curaron las heridas y le escayolaron la pierna, pidiéndole permanecer
allí unos días más para ser atendido. Manuel se negó; para él lo más importante
era cuidar su rebaño.
Ahora Manuel muy contento les dice a todos los
que quieren escucharle, que en una ocasión el humo le salvó la vida.
Y como así ocurrió, ahora se lo cuenta a sus
queridos niños (y mayores)…El abuelito Valentín
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