LA
PIEDRA DE NICOLÁS
Paseaban un día por la playa un niño llamado Nicolás y su
hermana cuando vieron una piedrecita que brillaba como un pequeño Sol. La
cogieron y Nicolás dijo: Con la piedra me quedo yo. Pero lo que Nicolás no
sabía era que se trataba de una piedra mágica que marcaba su cariño por su
hermana. Si se enfadaban perdía brillo, y podía incluso ponerse negra. Pero a
cada beso la piedra lucía más y más. La guardó en una caja y todas las noches a
lo largo de su vida antes de dormir miraba su piedrecita, y así sabía que el
cariño por su hermana seguía siendo igual de brillante, firme, y sincero.
Si un día paseando por una playa veis una piedra así
¡cogerla!. Puede ser una piedra igual que la de Nicolás, y os llenará de
felicidad. Y como así ocurrió ahora se lo cuenta a sus queridos niños (y
mayores)…
El
abuelo Valentín.
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