martes, 29 de julio de 2014

NEPTUNO Y LAS MAREAS



Viniendo con mis nietos Daniel y Elena de una Manifestación en apoyo de la Enseñanza Pública, con gesto picarón me preguntaron: Abuelo, ¿Por qué a esto que hacemos le llamamos Mareas?. Les respondí: Por la incontenible fuerza que estas tienen, pero ya que os mostráis interesados quiero que vosotros me deis vuestra opinión en forma de un Cuentecito.Mirandose  uno a otro dijeron ¡nos ha pillado!. Pero al día siguiente me entregaron este relato.
NEPTUNO Y LAS MAREAS.



Erase un lugar donde había unas preciosas playas llamadas: Enseñanza Pública, Sanidad, Trabajo y Bienestar Social…Pero unas gentes indignas las querían privatizar en su beneficio, y para ello las ensuciaban para que la gente no pusiera obstáculos a sus miserables designios. Entonces Neptuno Dios del Mar convocó a las Mareas y les dijo: Os uniré a todas con vuestros respectivos colores en ¡¡Una Gran Ola que hará imposible que los deseos de esa perversa gente se cumplan!!. Y así fue como una ¡¡¡Gran Ola Multicolor!!!..Limpió aquellas bonitas Playas, y ahora se ve pasear por ellas a los felices abuelos con sus nietos gracias a la idea de Neptuno, el cual demostró una vez más ¡¡¡QUE LA UNION HACE LA FUERZA!!!.
Que este relato de mis nietos Daniel y Elena pueda llegar a todos es el mayor deseo de….
El abuelito Valentín.

jueves, 17 de julio de 2014

LA PERRITA TATI Y LA CARRETERA



LA PERRITA TATI Y LA CARRETERA

Erase un lugar donde dos grupos de casas estaban separadas por una transitada carretera.
En uno de aquellos grupos, vivía una linda perrita llamada Tati. Y en el otro grupo de casas, tenia primitos y amigos con los que le gustaba jugar. Pero por cruzar cuando había peligro para ir al otro lado, alguno de ellos había sido atropellado.
Sus papás una y otra vez, la habían llevado a ella a esa carretera para enseñarle (sino iba con ellos), a cruzar cuando no pasaban coches. Gracias sus enseñanzas, Tati nunca tuvo ningún problema.
Pero ahora...Tati tiene la ilusión de ser mamá, y por eso trata por las noches de recordar como hacían sus papás para enseñarle a ella, y poder hacer eso mismo si llega a tener cachorros.
Con su amiga Rona (una experimentada perrita), comentan cuando están en el Parque, la mala conducta de muchos humanos que por ganar unos segundos se exponen a ser atropellados. Pero lo peor es el mal ejemplo que les dan a los niños.
Tati, y Rona, con sus ladridos tratan de evitarlo, queriendo decir a los niños: Si nos observáis a los perritos os aseguramos que tendréis menos percances en vuestra vida.
Así lo recomienda también…
El abuelito Valentín

sábado, 5 de julio de 2014

LA RANA QUE ODIÓ EL AGUA



LA RANA QUE ODIÓ EL AGUA

Erase un lugar muy bonito, en el que sus habitantes vivían con temor. Sus bosques habían sufrido pequeños incendios, amenazando con ello su tranquila vida. Aquella madrugada, parecía que un Sol brillante entraba en sus casas, pero era ¡un tremendo incendio que amenazaba sus viviendas!. Pronto aparecieron los helicópteros y los avionetas contra incendios, los cuales tomaban el agua en un lago cercano y en una de aquella toma, fue absorbida nuestra amiga ranita. Se vio metida en un lugar oscuro, en el cual apenas había sitio para respirar…¡y de pronto, se vio lanzada desde la altura encima de aquella espantosa hoguera y pensó: estos humanos están locos..¡Me quieren asar para comerme!. Como pudo salió de allí. Y aquella aventura, de primero ser absorbida, y después ser lanzada desde la altura sobre aquella horrible hoguera..Le hizo odiar el agua. Nunca más se acercó al lago. Y ahora cuando llueve, ¡busca rápidamente un lugar donde no sentir el agua caer sobre ella!.
¿Tiene razón la ranita al pensar que los humanos estamos locos al quemar nuestros bosques?.
Así piensa también…
El abuelito Valentín.

VIVIÓ EN AQUEL COLEGIO



VIVIÓ EN AQUEL COLEGIO

En aquella bonita Ciudad, en las afueras, había un cercado donde los pastores guardaban sus rebaños. Dos pequeños corderitos se habían hecho amigos y pasaban todo el tiempo jugando. Pero, un día llegaron unos señores y hablaron con un pastor el cual cogió a uno de los corderitos y lo levantó en alto para calcular su peso. El otro corderito, escuchaba muchas veces decir la palabra asar, asar…. Los señores le entregaron algo al pastor, y este le ató las patas al corderito y se lo entregó a los extraños. El otro corderito se quedó allí solo y triste.
Cuando le contó lo ocurrido  a su mamá, ¡está muy asustada! le dijo: - Huye de aquí a la menor ocasión.
La ocasión se presentó una tarde, cuando abrieron aquella puerta para dar paso a unas ovejas. El corderito se escabulló huyendo de allí a todo correr. Pero, pronto llegó la noche y sintió miedo y frio. Entonces vio la puerta abierta, de un jardín y sin dudarlo se metió allí. A poca distancia, había un edificio muy grande, él se acurrucó en un rinconcito y se quedó dormido.
Le despertó una algarabía de risas y gritos, y se vio rodeado de niños, y niñas, que se empujaban unos a otros para acariciar su cabecita. El edificio era un Colegio. La algarabía acabó cuando apareció un hombre muy serio, el cual le pidió a otro que estaba arreglando el jardín, que sacase de allí al corderito. Los niños suplicaron que lo dejase allí, ya que no molestaría a nadie y que ellos lo alimentarían con parte de sus bocadillos y cuidarían de él. Después de un par de negativas con la cabeza del hombre, que era el director, ante tanta suplica de los niños ¡levantó las manos dándose por vencido!. Y pidió al que estaba cuidando el jardín que lo alojase en el cuarto de las herramientas. Ahora, todos los días el corderito madrugaba para salir a la puerta a recibir a sus amiguitos.
Hasta el fin de sus días, formó parte de aquel bullicioso y alegre Colegio. Y como así ocurrió, ahora se lo cuenta a sus queridos niños..
El abuelito Valentín.