miércoles, 3 de abril de 2019

LA ARDILLA Y EL PINTOR


LA ARDILLA Y EL PINTOR

Un día, al lado de una casa que un grupo de pintores estaban restaurando, cortaron un árbol donde vivían un grupo de ardillas. Al caer el árbol una se hizo daño en una patita y no pudo escapar. Cuando ya se consideraba perdida, uno de aquellos pintores la cogió y arreglo su patita. Luego, en una caja grande se la llevó a su casa. Allí vio que unas niñas y un niño jugaban con ella y le daban cosas para comer.Decidieron dejarla viviendo allí con ellos. Un día tomando el sol en una ventana abierta, vio al niño jugando con sus amigos en el pequeño jardín y pensó bajar a jugar con ellos, pero lo impedían la puerta y la escalera. Entonces vio que en la fachada había unos hierros y unas cuerdas que llamaban tendederos, y para ella era facilísimo subir y bajar por allí. A partir de ese día fue uno más de la pandilla jugando en el jardín. Otro día las niñas hicieron algo que le encantó: La bañaron y le secaron el pelo con un aparato que hacía mucho ruido, daba un aire calentito que le recordaba el verano en el bosque antes de vivir allí. Pero lo que le hizo muy feliz fue cuando el niño sacó de un armario un bote, y mojándose los dedos con contenido, se lo daba a comer a ella...¡¡Era un bote de leche condensada!!. Ni los mejores frutos del bosque se le podían igualar. Esta es la historia de una pequeña ardilla, que vivió muy feliz con la familia de aquel pintor al que todos añoramos y que se llamaba Gaspar.
Y como así ocurrió, ahora se lo está contando con gran cariño a todos…
El abuelito Valentín

LA AVENTURA DE ALONSO


LA AVENTURA DE ALONSO

Alonso es un niño muy feliz con sus papás y hermanitos. Pero su inteligencia le hace ser muy imaginativo. Todas las noches mira al cielo estrellado y se pregunta: ¿Habrá niños allí arriba?... Por hacerse tantas veces esta pregunta, aquella noche tuvo un sueño.
Soñó que era un Astronauta con la misión de encontrar el Planeta de Los Niños. Empezó un duro entrenamiento. Pero su mayor preocupación era: ¿Podré regresar otra vez a la Tierra?...
También pensó que si llegaba donde había niños, ¿Tendría que llevarles juguetes?...
Por fin llegó el día y despegó con su Nave Espacial. Después de un largo viaje llegó a un bonito Planeta y cuando miro al exterior...¡¡Dio un grito de alegría!!. Muchos niños rodeaban la Nave.
¡¡Había llegado al Planeta de los Niños!!.
Se puso el traje espacial, y salió fuera de la Nave. Pero los niños  le decían que se quitara el casco, ya que allí podía respirar sin el. Alonso estaba muy contento de haber hecho ese importante viaje, y sobre todo viendo lo contentos que estaban aquellos niños con los desconocidos juguetes.
 El desayuno aquel día le gustó más que de costumbre, contándoles a sus hermanitos su gran aventura. Y a pesar de saber que todo había sido un sueño, Alonso sigue mirando al estrellado cielo, y se hace la misma pregunta, ¿Habrá niños allí arriba?. Que algún día tenga una bellísima respuesta es el ferviente deseo de…
El abuelito Valentín.

domingo, 13 de enero de 2019

LA PERRITA FELIZ


                   

LA PERRITA FELIZ

  Andrés esa noche no había podido dormir, ¡era la noche de Reyes Magos!. Apenas era de día cuando fue a mirar en el Árbol de Navidad. La caja más grande estaba llena de agujeros y pensó en una broma, pero al quitar la tapa ¡su grito de alegría despertó a todos!. De la caja salió lo que tanto deseaba ¡¡Una perrita!!. Los demás regalos casi quedaron olvidados. Le dieron el nombre de Estrella y todos los mimos eran para ella. Pero al poco tiempo ya no había mimos, discutían a quien le tocaba sacarla a la calle. Cuando sintió miedo fue al llegar  la Semana Santa, les oía decir enfadados: Que pena que este año no podemos ir al mismo sitio ya que allí no admiten perros. Se tranquilizó al ver que el día del viaje recogían su mantita y cacharros.   
Pobrecilla no se suponía  lo que tramaban contra ella. Nada más amanecer paró el coche y le pidieron bajar para hacer sus “cositas”. Pero al instante el coche arrancó dejándola en tierra. Pensó en una broma pero después de mucho tiempo no volvieron a por ella. Estrella abandonó aquel peligroso lugar y se dirigió hacia una luz que pensó que era una casa, pero era una hoguera debajo de un puente y junto a ella el personaje más raro que había visto nunca. Una larga cabellera y una poblada barba casi le ocultaban el rostro; pero cariñosamente le ofrecía un poco de lo que estaba comiendo. A partir de ese día no se separó de aquel nuevo amigo. Aprendió que la bondad y el cariño se pueden encontrar  en cualquier persona por raro que sea su aspecto físico. Lo importante es que tenga buen corazón y sentimientos. Y como así ocurrió, ahora se lo cuenta a sus queridos niños y mayores…
                                  El abuelito Valentín.