jueves, 28 de diciembre de 2017

Homenaje en el 90 cumpleaños del abuelito Valentin. Por Radioenlace.



http://audio.urcm.net/Radio-FAPA-Somos-escuela-284-90



EL CARRITO



EL CARRITO

En aquella Plaza había un Carrito con asientos y campanillas colgadas del techo que los niños hacían sonar dando vueltas por la Plaza todas las tardes al salir del Colegio. El Carrito iba tirado por un Pony al que los niños por el color de su pelo llamaban Negrito. Pero una niña llamada Alicia no había montado nunca en el Carrito. Siendo un bebé, un accidente de tráfico había dejado afectada la movilidad de sus piernas, y por eso su papá no se atrevía a montarla en el Carrito por temor a un percance. Pero aquella tarde los niños le insistieron que por favor la montase con ellos, que la protegerían de todo. El papá emocionado tomó a Alicia en sus brazos y la sentó con sus amiguitos. ¡El alboroto fue tal, que Negrito volvió la cabeza para ver que pasaba!. Al ver allí a Alicia, sus relinchos de alegría parecía que se había vuelto loco. Ante tal demostración el Ayuntamiento cambió el nombre de la Plaza. Quitó la placa donde ponía PLAZA MAYOR y la sustituyó por otra que con letras doradas pone PLAZA DE LA AMISTAD.
Por el ejemplo de aquellos niños, y un lindo Pony, ahora hay una Plaza con el nombre de uno de los más grandes sentimientos.¡¡LA AMISTAD!!. Y como así pasó, ahora se lo cuenta a sus queridos niños (y mayores)…
                                       El abuelito Valentín.      

EL CALLEJÓN



 EL CALLEJÓN

En aquel bonito, largo, y ancho Callejón considerado por muchos como Santuario de los perros había gran alboroto. Sultán había cometido un sacrilegio al ir acompañado de su amigo Micifuz, un gato al que desde pequeño ayuda y protege como un hermano mayor. Los más violentos querían matar al gatito, y para defenderlo Sultán tuvo que recibir y dar algún mordisco a un grupo de exaltados. Pero con tesón demostró que el gato no olía mal, ni les llevaba las pulgas como les habían dicho. Esos problemas les venían por otros lados. Gracias a sus enseñanzas y demostraciones consiguió que la paz y armonía volviera otra vez a aquel bonito y ancho Callejón. ¿Esto es fantasía o realidad?. Que sea pronto realidad es la ilusión de…
                 El abuelo Valentín.

LA PIEDRA DE NICOLÁS



LA PIEDRA DE NICOLÁS

Paseaban un día por la playa un niño llamado Nicolás y su hermana cuando vieron una piedrecita que brillaba como un pequeño Sol. La cogieron y Nicolás dijo: Con la piedra me quedo yo. Pero lo que Nicolás no sabía era que se trataba de una piedra mágica que marcaba su cariño por su hermana. Si se enfadaban perdía brillo, y podía incluso ponerse negra. Pero a cada beso la piedra lucía más y más. La guardó en una caja y todas las noches a lo largo de su vida antes de dormir miraba su piedrecita, y así sabía que el cariño por su hermana seguía siendo igual de brillante, firme, y sincero.
Si un día paseando por una playa veis una piedra así ¡cogerla!. Puede ser una piedra igual que la de Nicolás, y os llenará de felicidad. Y como así ocurrió ahora se lo cuenta a sus queridos niños (y mayores)…
                                            El abuelo Valentín.