domingo, 13 de enero de 2019

LA PERRITA FELIZ


                   

LA PERRITA FELIZ

  Andrés esa noche no había podido dormir, ¡era la noche de Reyes Magos!. Apenas era de día cuando fue a mirar en el Árbol de Navidad. La caja más grande estaba llena de agujeros y pensó en una broma, pero al quitar la tapa ¡su grito de alegría despertó a todos!. De la caja salió lo que tanto deseaba ¡¡Una perrita!!. Los demás regalos casi quedaron olvidados. Le dieron el nombre de Estrella y todos los mimos eran para ella. Pero al poco tiempo ya no había mimos, discutían a quien le tocaba sacarla a la calle. Cuando sintió miedo fue al llegar  la Semana Santa, les oía decir enfadados: Que pena que este año no podemos ir al mismo sitio ya que allí no admiten perros. Se tranquilizó al ver que el día del viaje recogían su mantita y cacharros.   
Pobrecilla no se suponía  lo que tramaban contra ella. Nada más amanecer paró el coche y le pidieron bajar para hacer sus “cositas”. Pero al instante el coche arrancó dejándola en tierra. Pensó en una broma pero después de mucho tiempo no volvieron a por ella. Estrella abandonó aquel peligroso lugar y se dirigió hacia una luz que pensó que era una casa, pero era una hoguera debajo de un puente y junto a ella el personaje más raro que había visto nunca. Una larga cabellera y una poblada barba casi le ocultaban el rostro; pero cariñosamente le ofrecía un poco de lo que estaba comiendo. A partir de ese día no se separó de aquel nuevo amigo. Aprendió que la bondad y el cariño se pueden encontrar  en cualquier persona por raro que sea su aspecto físico. Lo importante es que tenga buen corazón y sentimientos. Y como así ocurrió, ahora se lo cuenta a sus queridos niños y mayores…
                                  El abuelito Valentín.          


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