viernes, 14 de diciembre de 2018

LA FELIZ NIÑEZ




LA FELIZ NIÑEZ

Anselmo espera impaciente en la Estación la llegada del tren. Su amigo Fede viene a pasar unos días con él. Recuerda cuando hace ya muchos años y montados en un viejo burro, iban a llevarle a su abuelo la comida al campo. Cuando pasaban junto a una reguera que los hortelanos utilizaban para regar sus cosechas, el burro bruscamente se agachó para beber y Fede cayó de cabeza en la reguera, y por estar lejos del pueblo tuvo que estar muchas horas con la ropa empapada. Pero lo peor fue una tarde en que la abuela para evitar (según pensaba ella) alguna travesura, les obligó a ir con ella a la iglesia, ya que había quedado con unas amigas allí. En aquella época las faldas de las mujeres eran largas y amplias. Fede y él para no aburrirse se llevaron una aguja de coser y un rollo de cuerda, y desde un banco detrás fueron cosiendo las faldas. El problema fue al terminar la ceremonia y cada una intentar ir para un sitio distinto, que al estar con las faldas unidas, por el tirón a una se le cayó la falda, ¡y con el escándalo del cura!, se quedó en ropa interior en mitad de la iglesia.
 Todo esto mientras espera el tren… va pasando como un reportaje por la memoria de Anselmo. La gente al verle sentado solo y riendo a carcajadas, se apartan de el. Pero  mientras espera a su amigo, está disfrutando de recuerdos de una infancia muy feliz…Y así se lo cuenta ahora a sus amigos al estar  desvelado  y no poder dormir la siesta…
                                    
  El abuelito Valentín.            

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